Israel tiene una economía altamente desarrollada y tecnológicamente avanzada que se basa en gran medida en los servicios, la tecnología, la agricultura y la industria manufacturera.
El país ha experimentado un crecimiento económico constante en los últimos años y ha logrado un bajo nivel de desempleo y una inflación relativamente baja.
Sin embargo, Israel también enfrenta desafíos económicos, como la desigualdad de ingresos y la alta dependencia de la exportación de tecnología y defensa. Además, el conflicto en la región tiene un impacto significativo en la economía de Israel, especialmente en términos de inversión y turismo.