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«Panamá y Costa Rica no son mercados con grandes barreras arancelarias y cuentan con licitaciones para empresas de todos los tamaños»

Natasha Risseeuw y David Fernández (P&L Global)

Las exportaciones aragonesas a Panamá y Costa Rica en 2020 sumaron cerca de 5 millones de euros a cada mercado. Las ventas las lideran sectores como el de prendas de vestir o maquinaria, pero también han crecido las ventas de vino de la comunidad. Para que las empresas aragonesas de cualquier sector conozcan las oportunidades en ambos mercados y puedan resolver todas sus dudas, Aragón Exterior organiza mañana una jornada de reuniones individuales de asesoramiento con dos representantes de la consultora P&L Global, delegados de Arex en estos mercados. Natasha Risseeuw, country manager de P&L Global en Panamá y Costa Rica, y David Fernández, director de Negocios de la consultora en Latinoamérica, explican en esta entrevista cuál es la situación actual de ambos países, qué perspectivas económicas tienen y qué cuestiones deben tener en cuenta las empresas aragonesas.

¿Cuál es la situación actual de ambos países con la pandemia?

A fecha día 4 de mayo en Panamá se reportan 3.526 pacientes (1%) en aislamiento domiciliario, 370 pacientes (0,1%) se encuentran hospitalizados, de los cuáles 68 en la UCI. Se informan 354.713 (97,2%) casos como recuperados. Asimismo, se reportan un total de 6.235 fallecidos con 48 nuevas muertes desde el último reporte de fecha 20 de abril. Panamá es el primer país en utilizar la aplicación móvil IATA Travel Pass que está diseñada para que los pasajeros cuenten con la información más actualizada sobre los requisitos sanitarios de entrada a un país, incluyendo información de lugares certificados donde pueden obtener las pruebas y/o vacunas correspondientes. Además, se puede compartir información como los resultados de pruebas o certificados de vacunación de forma verificable, segura y con protección de datos personales, a las entidades de control correspondientes.

Sin embargo, en Costa Rica, la situación parece menos controlada. La Comisión Nacional de Emergencias (CNE) analizaba el pasado día 9 la posibilidad de decretar una alerta roja ante la situación que están enfrentando los hospitales del país debido a una nueva ola de contagios que comenzó a mediados del mes de abril. Esta alerta podría suponer la aplicación de medidas restrictivas fuertes a diversas actividades y a la circulación. El sábado día 8 de mayo, las autoridades reportaban 1.153 personas hospitalizadas por COVID19, de las que 435 requerían UCI.

Los tres primeros meses de 2021, Costa Rica estuvo en una situación estable de alrededor de 400 casos por día. Sin embargo, actualmente se enfrenta a una tercera ola con picos superiores a los 2.000 casos diarios en las últimas dos semanas. Mientras tanto, la vacunación avanza de manera paulatina de acuerdo con la cantidad de dosis que el país está recibiendo semanalmente. De acuerdo con los últimos datos publicados, en este país de 5 millones de habitantes, se habían aplicado a fecha 3 de mayo, 950.252 dosis de vacunas.

¿Cuáles son las perspectivas económicas a corto y medio plazo?

Después de una contracción del Producto Interno Bruto (PIB) del 17,9 por ciento en el 2020, se proyecta que Panamá experimente un fuerte repunte en el 2021 ayudado por el aumento de la producción minera y el inicio de nuevas inversiones públicas, como la extensión de la Línea 2 del metro y la construcción de la Línea 3. Se espera que este repunte, junto con el apoyo continuo a segmentos vulnerables de la población a través de políticas de mitigación, reduzca la pobreza en el periodo posterior a la pandemia.

Panamá experimentó el mayor número de casos de la COVID-19 por cada 100.000 habitantes en América Latina con altas consecuencias en su PIB para 2020, ya que la economía depende de sectores severamente afectados por la pandemia como el transporte aéreo, el turismo y la construcción. La pobreza aumentó en dos puntos porcentuales, mientras que la deuda pública se disparó en casi 20 puntos porcentuales del PIB. Panamá enfrenta el desafío de reactivar el crecimiento y la reducción de la pobreza, mientras equilibra sus cuentas fiscales. (*Fuente: Banco Mundial).

En relación con Costa Rica y tomando como misma fuente el Banco Mundial, a pesar del sólido sistema de salud de este país y la respuesta oportuna a la crisis, la pandemia tuvo un gran impacto en su economía. Se estima que el Producto Interno Bruto (PIB) se contrajo un 4,6 por ciento en 2020, la mayor caída en cuatro décadas, impulsada por fuertes bajas en la inversión y el consumo privado. Uno de cada cinco trabajadores estaba desempleado en el cuarto trimestre de 2020. A pesar de los fuertes esfuerzos de mitigación, se estima que 124.000 personas cayeron en la pobreza, con lo cual se elevó la tasa de pobreza al 13 por ciento en 2020. La crisis también interrumpió la incipiente consolidación fiscal de Costa Rica construida sobre importantes reformas en 2018 y 2019.

Aun así, se proyecta que el PIB crecerá al 2,6 por ciento en 2021, en parte debido a la mejora de las condiciones externas y la recuperación de la confianza de los agentes económicos. A medida que la campaña de vacunación se despliega en todo el mundo (y en Costa Rica), se eliminan las restricciones de movilidad y el turismo se recupere por completo, se espera que el crecimiento se acelere al 3,3 por ciento para 2022. La reciente adhesión a la OCDE sustenta las reformas estructurales que refuerzan aún más las perspectivas de crecimiento.

Costa Rica

¿Cuáles son los principales sectores de oportunidad en cada uno de estos países?

En cuanto a los sectores de oportunidad de Panamá, podemos hablar de agua, medioambiente, agroindustria, energía, infraestructuras, construcción, contract y todo esto tanto en el sector público-privado como en el marco multilateral.

Pese a ser países vecinos, ¿cuáles son las principales diferencias entre ambos mercados?

Panamá y Costa Rica son dos países muy similares en cuanto a tamaño y número de habitantes y estructura del PIB. Sin embargo, Costa Rica, puede presumir de ser el país más desarrollado e innovador de Centroamérica y probablemente de América Latina. Los conceptos de turismo sostenible, energía renovable o hidrógeno, hace tiempo que están muy implantados.

¿Cuáles son las principales cuestiones que deben tener en cuenta las empresas aragonesas que quieran operar en estos mercados?

Panamá no es un país con grandes barreras no arancelarias. Los procesos de importación no son complejos y las certificaciones y registros que se requieren, por ejemplo, el sector agroalimentario, se consiguen en periodo de tiempo y coste razonable. Si estamos hablando de servicios, sí es necesaria la presencia local bien mediante la propia implantación de la empresa o mediante una alianza con un socio local.

Sin embargo, sí debemos tener en cuenta que Costa Rica se considera el tercer país de Centroamérica más complejo a la hora de hacer negocios. Es uno de los países donde más se tarda en gestionar el establecimiento de una empresa y donde el proceso de constitución implica hasta 30 interacciones con varios organismos. En cualquier caso, si estamos pensando en exportar productos, las barreras no arancelarias -al igual que en Panamá- no son complejas.

Las exportaciones de vino desde Aragón han registrado importantes crecimientos tanto a Panamá como a Costa Rica en relación a 2019. ¿Son mercados con potencial para el resto de la industria agroalimentaria?

Realmente a consecuencia de la pandemia, las importaciones en el sector agroalimentario y bebidas se han ralentizado considerablemente. Debemos tener en cuenta que el mayor consumo viene por el sector turismo, totalmente bloqueado en este periodo. Incluso una de las restricciones durante la pandemia fue relativa a implantar la ley seca, lo que afectó gravemente a las importaciones de bebidas alcohólicas. Pensamos que una vez que la vacunación avance y se reactive el turismo, se producirá un importante repunte de la demanda de productos de este sector.

Ambos países cuentan con una industria turística con mucho potencial. Ya existen varias empresas de la comunidad operando en sectores como el Contract, participando en proyectos hoteleros. ¿Cuáles son las perspectivas?

La reactivación turística apoyada, además, con fondos de organismos multilaterales generará numerosas oportunidades para el canal contract o hábitat. Si pensamos en subsectores, destacan el equipamiento (muebles, cocinas, baños), iluminación, materiales de construcción como piedra o mármol, así como iluminación y otro tipo de equipamiento sostenible que reduzca los consumos y que introduzca innovaciones ante la posibilidad de una nueva pandemia.

¿Es fácil participar en licitaciones públicas? ¿Cuáles son los sectores donde se convocan?

En la región se publican numerosos proyectos financiados por organismos multilaterales como el BID, Banco Mundial, BCIE o CAF. Hay convocatorias en prácticamente todos los sectores y para todos los tamaños de empresas y capacidad financiera. No debemos pensar solo en grandes proyectos sino también en servicios de consultoría, ingeniería de importes menores que nos permitirán abrirnos un hueco en el mercado multilateral. Estos concursos son sencillos de identificar. Sin embargo, sí requieren un proceso de aprendizaje en la preparación de las propuestas para culminar con éxito un proceso de licitación.

Canal de Panamá

El Canal de Suez acaparó la atención internacional a raíz del incidente del ‘Ever Given’. ¿Podría producirse un bloqueo similar en el Canal de Panamá, otro enclave estratégico del tráfico marítimo internacional?

Son dos canales muy distintos. Pensamos que por la forma que opera el Canal de Panamá y su ubicación geográfica sería más difícil. Sin embargo, en este tipo de infraestructuras, por donde circulan barcos de gran tamaño, nunca se puede descartar que ocurra otro episodio similar. El ingeniero naval Rafael Gutiérrez, que trabajó 8 años en el canal, explicó en el mes de abril, que, en la zona más estrecha, el canal tiene 192 metros de ancho y los buques más grandes que pasan por allí tienen hasta 366 metros de eslora. Por tanto, podría darse el caso que un buque quedase embarrancado en ambas orillas, cortando el pase. Pero las normas de navegación son distintas y eso podría ayudar a evitar un encallamiento, los buques más grandes están obligados a llevar al menos un remolcador de asistencia a proa, para el caso en que se quedasen sin propulsión. También al ser un recorrido más corto, se reducen los riesgos de un accidente.